Eran anarquistas, apátridas, hostiles a toda forma de embrutecimiento social. Es decir que los dadaístas hoy nos hacen falta.
Por Philippe Sollers
¿Dada? ¿En plena carnicería de la
Primera Guerra Mundial? ¿Mientras los heroicos peludos se baten en las
trincheras? ¿Mientras Francia y Alemania se masacran y se asfixian con gases? ¿Quiénes
son esos desertores y esos rebeldes de los que nadie, hoy, en plena
conmemoración morbosa, osa pronunciar su nombre?
Locos, agitadores, extranjeros
apátridas, que eligieron el nombre de su movimiento contra el arte y la
sociedad, al azar, en un diccionario. “Dada” ¿Se dan una idea? Escuchen este
otro chiflado llamado Tzara: “Nos hacen
falta obras fuertes, rectas, precisas, por siempre incomprendidas”
“¡Merdre!”
¿No irán a decirme que esos
manifestantes determinados y absurdos van a gozar de repercusión mundial? Y sin
embargo, sí, la tierra gira diferente a partir de esa época, por todos lados ya
se han producido rupturas importantes. Se debería haber confiado más en Jarry,
con su “Ubú” y su grito de guerra lanzado frente al viejo teatro putrefacto: “¡Merdre!” Ninguna voz retoma el slogan
en nuestros días, es extraño.
Porque la muchedumbre es una masa inerte, incomprensiva y pasiva, que es
necesario sacudir de vez en cuando, para que se conozca por sus gruñidos de oso
dónde está- y de dónde está. Es bastante inofensiva, pese al número, porque
combate la inteligencia.
Hoy es inútil golpear, el ruido del
espectáculo abarcó todo, y todas las antiguallas están de nuevo de moda,
acompañadas de un continuo despliegue de cine todopoderoso. Pero nunca se sabe,
la puerta está trancada y abierta a la vez. (La reedición del “Diccionario del
dadaísmo” de Georges Hugnet es por lo tanto bienvenido, pese a numerosos
errores). Tzara, también: “Dada no es un
dogma ni una escuela, sino una constelación de individuos y de facetas libres.”
¿Los nombres
de estos aventureros desaparecidos? Aquí están: Arp, Ball, Janco, Huelsenbeck,
Hausmann, Picabia, Man Ray, Richter, Schwitters. Pronto estuvieron por todos
lados, en New York (Duchamp), en Berlín, en Paris, en Moscú, en la Luna. Duchamp impacta a los
americanos con su « Fuente », mingitorio sagrado obra maestra, y sus
«ready-mades», encuentros entre un objeto y una intervención elegida (un porta-botellas,
por ejemplo): “Ese relojismo, instantáneo,
como un discurso pronunciado en no importa qué ocasión pero a tal hora. Es una especie
de cita.” Podrá encontrarse en cualquier momento, si quiere, con su vida.
No seguramente en la feria de arte, pero sí en los desmontajes, los
fotomontajes, al ritmo de glosolalias. (Artaud recordará).
André Breton sosteniendo un afiche
dada, en 1930. (Sipa)
¿Pero quién
es este joven tan chic que lleva una pancarta? Se llama André Breton, está
destinado a un gran futuro. En la pancarta, se puede leer, en letras
mayúsculas, una declaración de Picabia, siempre actual: “Para que ames cualquier cosa, hace falta que la hayas visto y entendido
durante mucho tiempo, pedazo de idiota”. Dada se enfrenta todo, incluso a
sí mismo, es un elogio a la contradicción permanente y la afirmación “desinteresada de los mataderos de la guerra
mundial”
El mundo no tiene sentido
Dada, o el
movimiento perpetuo contra la desaceleración y el embrutecimiento social. Desde
luego, la opinión se desencadena, todo lo que es nacional, moral, identitario,
progresista, reaccionario, de derecha como de izquierda, repulsa ese anarquismo
radical caído del cielo. ¿Aspirar a darle sentido a nuestros sacrificios y a nuestros
esfuerzos? Dada lo recusa. El mundo no tiene sentido, aunque el periodismo esté
para repetirnos lo contrario. Tzara, un día, a Picabia, “Imagino que la idiotez es en todos lados la misma, porque hay
periodistas por todos lados”
Stalin vendrá
a saldar cuentas con los formalistas y los futuristas, y Hitler con “el arte degenerado”. Pero la guerrilla
se obstina, y Dada no aminora sus execrables acciones a través del surrealismo,
el letrismo, el situacionismo, poniendo en cuestión todos los “ismos”. No hay
comunidad dada. Por donde rezume o predique el bien-pensar, aparece Dada. Nada
más absurdo que el juicio intentado contra Barrès, en 1921, por “crimen contra la seguridad del espíritu”.
Breton es presidente del tribunal, Aragón en la defensa- Tzara no está de
acuerdo:
No tengo ninguna confianza en la justicia, aun cuando esa justicia esté
hecha por Dada. Convendrán conmigo que no somos más que una manga de cabrones y
que en consecuencia, las pequeñas diferencias, cabrones más grandes o cabrones
más chicos, no tienen ninguna importancia.
La revista de
Breton, “Literatura”, nos informa que al mismo tiempo el acusado Barrès “discurría en Aix-en-Provence sobre el alma
francesa durante la guerra, frente a jóvenes provincianos que escuchaban boquiabiertos
al académico enviado de París”.
"Gadgi beri bimba glandridi laula lonni cadori"
¿Dos juicios
que hoy darían mucho que hablar? El primero contra Péguy, acusado de ser un
poeta execrable. El otro, en defensa de Heidegger, bajo pretexto de haber
pronunciado muchas veces la palabra “dada” queriendo decir “sí” en ruso. Este
gran criminal de pensamiento no puede por lo tanto presumirse culpable. Contra
toda moral, y el gran escándalo general, Péguy será por lo tanto condenado y
Heidegger absuelto. Cómo se justifica este fallo de Courteline en la época: “Los dadaístas son mercaderes de la violencia
y empresarios de la locura.”
Dada cree
sólo en el instante, y por eso es eterno. Escuchen a este Hugo Ball,
imperturbable: «Gadgi beri bimba glandridi
laula lonni cadori...» ¿Qué espectáculo lo hace mejor en Paris? ¿Cómo
ahuyentar mejor a un público servil?
No habrá otro
intento de intervención, es una lástima. Todavía Tzara, en 1919:
No escribo por oficio, ni tengo ambiciones literarias. Me habría vuelto
un aventurero de gran porte, de gestos delicados, si hubiese tenido la fuerza
física y la resistencia nerviosa para lograr esta sola hazaña: no aburrirme.
O Picabia: “La felicidad, para mí, es no mandar a nadie
y que nadie me mande.”
Philippe Sollers
Traducción: Raquel Heffes
Traducción: Raquel Heffes
Fuente : "le
Nouvel Observateur" del 27 de febrero de 2014.